lunes, 22 de noviembre de 2010

Guerra de Vietnam...

El alto el fuego de París
En París se hicieron muchos esfuerzos por demostrar que ninguna parte había perdido la guerra. Fueron esfuerzos vanos. En la imagen, varios representantes firmando el acuerdo de paz el 27 de enero de 1973. US archivo arcweb
 El 27 de enero de 1973 la delegación de Vietnam del Sur, la norvietnamita, la estadounidense y la del Gobierno Provisional de la República de Vietnam del Sur (el Vietcong) firman los Acuerdos de Paz de París. El documento se componía de 23 artículos con las misiones de cada bando y fue arduamente preparado hasta en los más mínimos detalles, pero Vietnam del Sur quedó excluido. Los estadounidenses deseaban cerrar ese capítulo de su historia cuanto antes.

Los acuerdos de paz suponían el alto el fuego, la retirada de los estadounidenses en 60 días a cambio, la celebración de elecciones en el Sur y el intercambio de prisioneros.

Estos acuerdos suponían para Estados Unidos un respiro. Con el final de su participación en la Guerra ahorraba unos 8 100 millones de dólares y especialmente la gran tensión que se vivía en el país. Sin embargo para Vietnam (tanto del Norte como del Sur) no era más que una pausa en la lucha. Una vietnamita del sur comentó en Saigón:

La que ha terminado es la guerra de los estadounidenses, pero la nuestra sigue y nadie sabe ni cuándo ni cómo terminará.

Por su parte el gobierno del Sur anunció que no celebraría elecciones en su territorio.

Ante la llegada del alto el fuego los combates se recrudecieron para ganar el máximo territorio posible. Sin embargo el gobierno de Saigón acogió la noticia con indiferencia y decidió afrontar el ataque del Norte. Estados Unidos había prometido continuar ayudando económicamente al Sur, pero muy rápidamente fue reduciendo las partidas económicas hasta prácticamente suspenderlas en tiempos ya del presidente Gerald Ford.

Hanoi se prepara

Pese a que la victoria no se veía a corto plazo y a que los hombres de Giap estaban retrocediendo frente al ARVN sí había indicios de que lo tomado en la Ofensiva de Pascua y afianzado con los Acuerdos de Paz de París constituía una base sólida para el ataque final.
  • A finales de 1974 Hanoi había aumentado sus combatientes de 150.000 a 300.000 (el doble).
  • Había construido una red de carreteras desde la provincia de Quang Tri hasta el Mekong (todo en Vietnam del Sur) para permitir la marcha de hombres y máquinas.
  • El aeródromo de Khe Sanh estaba nuevamente operativo y en su poder.
  • El oleoducto hasta Loc Ninh quedó abierto para mandar combustible hacia el Sur.
  • La Ruta Ho Chi Minh, libre ya de bombardeos, era transitada por todo tipo de vehículos, grandes, pequeños y pesados.
A principio de 1974 son atacadas las zonas de Quang Nam y Quang Ngai, en mayo se registran intensos combates en Ben Cat y Thuong Duc es recuperado por el ARNV con mucha dificultad. Pero en la primavera de 1974 el EVN había recuperado lo perdido en el delta del Mecong.
 
Los preliminares de la Ofensiva de Primavera
 
En un principio la seria derrota cosechada en la Ofensiva de Pascua hacía recelar al politburó de una rápida victoria. Más bien lo que trataban de conseguir era una posición más fuerte, a ser posible cortando al país en dos, para el ataque final que tendría lugar en 1976.
 
Sin embargo, desde el Sur, el general norvietnamita Tran Van Tra pedía una gran acometida a unos 10 km de la capital. Él insistía en que se podía conseguir una victoria rápida. El plan consistía en partir de las Tierras Altas Centrales hasta la ciudad de Pleiku y cortar su conexión con Ban Me Thuot. En un principio se aplazó la petición, pero finalmente Hanoi decidió comenzar la ofensiva, y el general Van Tieng Dung fue enviado al Sur para preparar todas las actuaciones.
 
El 1 de marzo de 1975 el EVN cortó los enclaves terrestres con Ban Me Thuot, la ciudad cayó el 13 de ese mismo mes. El ataque hizo tomar al presidente Thieu dos de tantas decisiones equivocadas, pero que en aquellos momentos resultaron extraordinariamente trágicas:
  • Sacar a sus fuerzas de Pleiku y Kontum para concentrarlas en la ciudad que terminaba de caer.
  • Abandonar la Zona Desmilitarizada, replegando todos los efectivos de la ciudad de Quang Tri hacia Hue y Da Nang.
La retirada se convirtió en una desbandada. La presión del ejército enemigo, el pánico de los civiles que huyeron aterrados y la ineptitud del mando que no pudo realizar una retirada ordenada (una operación de las más difíciles que se le pueden pedir a un oficial) minaron por completo la cohesión y espíritu de lucha de los soldados que, en lugar de defender las ciudades citadas, huyeron entre la multitud que bajaba despavorida. En un intento de evitar una derrota catastrófica el presidente del Sur en marzo decretó la movilización general para tratar de contener la ofensiva que muy pocos veían irremediable. Pero el esfuerzo resultó inútil, Hué cayó el 25 de marzo y Da Nang el 30. En las Tierras Altas Centrales también cundió el pánico y cayeron en poder del Norte dos días después.
 
Como reconoció posteriormente el general Van Tieng Dung, aquél fue un golpe de suerte con el que no contaban. Ante estas noticias el buró político dirigido por Le Duc Tho y el militar a las órdenes de Giap enviaron sendos cables aprobando la movilización solicitada por Dung. Este general comenta las discusiones que había habido por cuál sería el campo de batalla elegido. Finalmente se optó por la región de Tay Nguyen por tener el Sur sólo dos divisiones para defenderla y además diseminadas. Pero ni siquiera estas ofrecieron gran resistencia porque todo el país era un caos.
 
Al gobierno de Saigón sólo le quedaba jugar la carta de luchar en las provincias del sur (las más ricas) a la espera del monzón que detendría o paralizaría todo. Mientras el Vietcong asentaba sus bases y organizaba un Gobierno Revolucionario Provisional.
Mientras ocurría eso, los contactos con Estados Unidos para conseguir apoyo aéreo no cesaron; pero en esta ocasión sólo lograron buenas palabras de un país que quería olvidar cuanto antes aquella contienda.
 
La Ofensiva de Primavera
 
Aquel desmoronamiento en la parte norte del país y las Tierras Altas Centrales cambió la percepción que tenían los dirigentes de una victoria para el año siguiente. También lo cambió para Saigón que trató de entablar negociaciones con los comunistas. Estos exigieron la desaparición de Thieu de la escena política y finalmente dejó el poder el 21 de abril siendo sustituido por el general Duong Van Minh. A finales de marzo el Buró Político se reunió nuevamente y se decidió lanzar la Ofensiva. Dung recordó el discurso lanzado tras la reunión:
 
Nuestra ofensiva estratégica general empezó en la campaña de Tay Nguyen. Ahora ha llegado una nueva oportunidad estratégica y las condiciones permiten un rápido final para nuestra resolución de liberar el Sur. Decidimos concentrar rápidamente nuestras fuerzas, armas y material para liberar Saigón antes de la estación de las lluvias.
 
El 22 de abril varios aviones A-37 capturados al enemigo volaron hasta Tan Son Nhut y, valiéndose de su apariencia, atacaron la torre de control y destruyeron numerosos cazas. El humo pudo verse desde Saigón con la consiguiente sensación de pánico.
 
El general Cao Van Vien ordenó a sus hombres defender las posiciones hasta el fin y poco después huyó. Las mismas dos cosas hizo el presidente Thieu. Su cargo fue ocupado el 28 de abril por Duong Van Minh (Gran Minh).
Unidades enteras de Saigón se rendían al paso de los comunistas que avanzaban tomando una ciudad tras otra bajo el lema:
En el mejor momento, con la mayor rapidez, la mayor osadía y la mayor sorpresa, y seguros de la victoria.
 
Rendición Incondicional
 
En 1975 a los refugiados ya no les quedaban sitios a donde ir. En la imagen, evacuados sudvietnamitas atravesando la cubierta de un navío estadounidense durante la operación "Frequent Wind" en abril de 1975, para su posterior transferencia hacia Filipinas o la base de Camp Pendleton, California
 A las 24 horas del 29 de abril (la Hora H) Saigón fue atacada por todas las direcciones, excepto desde el mar. Por la zona desmilitarizada penetraron más unidades, lo mismo que desde Laos y desde el centro norte de Camboya.

En un bosque de caucho próximo a Dau Giay aguardaba una unidad de ataque en profundidad formada por una brigada de carros de combate, un regimiento de infantería y algunas unidades más. Llevaban los vehículos camuflados con ramas, los brazos con cintas rojas para distinguirse y uniformes impecables para tomar la capital.

El general Cao Van Vien firmó la orden de resistir con la frase "defender hasta la muerte, hasta el final, la porción de la tierra que nos queda", poco después desertaba de su puesto y huía del país.

A las 15:00 del 29 de abril los transportes, los blindados y carros de combate de la unidad de ataque en profundidad salieron del bosque y llegaron a la capital aplastando toda resistencia que pudieron encontrar. Al día siguiente llegaron a Saigón mientras la gente trataba de huir por cualquier medio y con asombro ocuparon las calles de la capital avanzando hacia el cuartel general del Estado Mayor, el Palacio de la Independencia, el cuartel general de la Zona Capital Especial, el Directorio General de la Policía y el aeródromo de Tan Son Nhut con una enorme rapidez. Hasta los periodistas quedaron sorprendidos cuando recibieron la noticia de que habían penetrado en el palacio presidencial (los tanquistas vietnamitas tuvieron la cortesía de repetir el acto poco después para que lo pudiesen fotografiar). Era la Caída de Saigón.

Los comunistas subieron las escaleras del Palacio con sus banderas. Llegaron al despacho del presidente y entraron. Con cierta dignidad Minh dijo:

Les hemos estado esperando para poder transferirles el gobierno.
La contestación fue:

Usted no tiene nada que transferir. Puede rendirse incondicionalmente.
Repercusiones del conflicto
Probablemente pocos conflictos hayan tenido tantas repercusiones en la Historia contemporánea como el de Vietnam y también pocos han atraído más atención de novelistas y sobre todo cineastas.
En Estados Unidos

Imagen del Vietnam Memorial en Washington DC, en 2005

Los bombardeos masivos y la crueldad de la guerra retransmitida por vez primera por los medios de comunicación terminaron de cambiar la imagen que aún había en muchos países de EE.UU. y especialmente la que tenían los estadounidenses de sí mismos. La imagen de un país enorme aplastando a otro pequeño y la de sus soldados cometiendo matanzas fuera y dentro resultaron demoledoras, dejando aplastado (pero no muerto) el espíritu del Destino Manifiesto. En las elecciones de 1968 un presidente dedicado a las reformas sociales como Lyndon Johnson se enfrentó a fuertes desafíos por parte de dos demócratas opuestos a la guerra: los senadores Eugene McCarthy y Robert Kennedy (hermano del asesinado presidente Kennedy y asesinado también al final de la campaña). El 31 de marzo, en vista de una humillante derrota en las encuestas de opinión pública y de la incesante prolongación del conflicto en Vietnam, Johnson se retiró de la contienda presidencial y ofreció negociar el fin de la guerra. La reelección de Nixon en 1972 provocó un éxodo masivo de ciudadanos descontentos a países como Canadá.

La oposición a la guerra se extendió dentro y fuera de Estados Unidos entre la juventud, siendo una de las causas de los movimientos contra el sistema, como el movimiento hippie. Las universidades estadounidenses fueron escenario de manifestaciones de protesta contra la implicación de Estados Unidos en esta guerra no declarada y, en opinión de muchos, injustificada. Hubo encuentros violentos entre los estudiantes y la policía con masacres. En octubre de 1967, 200.000 manifestantes marcharon frente al Pentágono, en Washington DC, exigiendo la paz, siendo uno de los puntos más álgidos del movimiento pacifista. También es cierto que dicha situación coincidió con uno de los momentos de máxima prosperidad económica con una gran demanda de empleo, lo que confería mucha seguridad a la juventud y posibilidades de cambiar de constumbres. Pero el factor principal de protesta fue porque en esa época todavía el servicio militar (y las posibilidad de ser enviado a Vietnam) era obligatorio para todo los hombres estadounidenses. 


Manifestante ofreciendo una flor a un policía militar durante una protesta anti-Vietnam en Arlington, Virginia, en 1967. National Archive.

La guerra llegó a ser como una úlcera supurante que no se curaba. Charles R. Morris, en un libro titulado A Time of Passion—America 1960-1980, dice: “En mayo de 1965, un seminario al cual asistieron 12.000 estudiantes de los Estados Unidos, se convirtió en una reunión contra la guerra, y estableció el modelo para las manifestaciones masivas contra la guerra, llevadas a cabo en los recintos universitarios, que distinguieron al resto de la década”. Miles de jóvenes quemaron sus cartillas militares a fin de dejar clara su postura. Charles R. Morris cuenta como algunos incluso fueron más lejos, y menciona el caso de dos hombres que “se quemaron vivos en público para protestar contra la guerra”.

La firma de los acuerdos de paz en París no fue una salida con honor, como pretendía Nixon, como demostró después la sensibilidad de la sociedad estadounidense hacia los desaparecidos en combate y, en décadas posteriores, a todos los que evitaron el conflicto por uno u otro camino. Además la contienda dejó centenares de miles de soldados con una amplia adicción a las drogas y afectados por los efectos del agente naranja usado durante la guerra, que lograron décadas después la prestación sanitaria gratuita o la supresión de barreras arquitectónicas.

El ejército estadounidense afirmó siempre que había luchado como debía, y si no logró la victoria fue por tener las manos atadas a la espalda, teniendo que llevar a los periodistas al mismo frente, no pudiendo emplearse como deseaba, etc. Pero el trauma de Vietnam duró mucho más a los militares que a la sociedad en general. Así las referencias a esta contienda en cualquier guión de cine que requiera ayuda del Pentágono son discutidas hasta la saciedad incluso con amenaza de romper la colaboración si no se atiende a sus demandas como fue el caso de Oficial y Caballero sobre las canciones que cantaban los cadetes sobre los niños y el napalm, o T.A.P.S. Más allá del honor donde hubo que cambiar los diálogos, el final y la actitud del capitán de la Guardia Nacional porque se estrenaba diez años después de la matanza de Kent State y podía recordar al hecho (los productores necesitaban los carros y los helicópteros), o en el mismísimo James Bond, unos treinta años después de terminar el conflicto, los guionistas tuvieron que suprimir una frase sobre la posibilidad de comenzar otra guerra contra Vietnam si era descubierto y "puede que esta vez ganemos".

Para Vietnam

La derrota de Saigon y sus Aliados no trajo la paz a Vietnam, como el cambio de nombre de su fiesta nacional por Día de la Paz pudiera hacernos creer. Pocos años después la nación invadía Camboya y los hombres de las balsas (refugiados) siguieron aumentando sin que ningún país quisiera hacerse cargo de ellos. Aunque la invasión de su vecino trajo la liberación de los camboyanos de su régimen maoísta, uno de los más sanguinarios del planeta si no el que más, no logró la paz. Las luchas contra lo que quedaba de los Jemeres Rojos se prolongaron durante más de una década, con continuos anuncios de retirada que se aplazaban o no se cumplían, hasta que en los años 90 se celebraron elecciones en aquel país (ver Historia de Camboya).

El antiguo Vietnam del Norte perdió el 70% de su infraestructura industrial y de transportes, además de 3 000 escuelas, 15 centros universitarios y 10 hospitales.

El medio ambiente vietnamita quedó profundamente dañado por la utilización del Agente Naranja que desfolió grandes extensiones de selva que no han vuelto a recuperarse por la invasión del bambú y otras plantas. Pero peor aún fueron los efectos en la población de esas sustancias, aparentemente inocuas para los humanos, con miles de abortos prematuros, esterilidad (especialmente dolorosa para las mujeres de medios rurales) y nacimientos con malformaciones, a lo que debe añadirse todos los hijos ilegítimos de rasgos caucásicos y africanos dejados en la pobreza y marginación por los soldados de Estados Unidos.

Así mismo han causado muchos daños a la agricultura, muertes entre los campesinos y amputaciones (especialmente a niños) los miles de explosivos, municiones y minas sin estallar ni retirar en los bosques y arrozales. Estos efectos provocaron la bajada de producción en las explotaciones agrícolas y el aumento de la población urbana que huía del campo, convertido en campo de batalla. Se han contabilizado 10 500 000 refugiados; creando unas pérdidas de 200 000 millones de dólares.

También es verdad que, aún acallados por la censura oficial, muchos vietnamitas echaban de menos los tiempos de los "yankis" y su dinero. Pero con la apertura de relaciones diplomáticas en los años 90 y la ayuda económica estadounidense se han producido situaciones de cierto desconcierto ante tanta generosidad.

Las enormes infraestructuras de túneles excavados por todo Vietnam ahora forman parte de las atracciones que visitan los turistas. Se pueden ver las entradas camufladas, recorrer sus galerías, sentarse en las selvas de reuniones e incluso disparar las AK-47. Este turismo de guerra ha contribuido a levantar la economía del país, muy debilitada tras la caída de la URSS.

Para el resto del mundo

La impresión de que un pueblo pobre, pero muy motivado podía derrotar a la mayor potencia mundial empleando la guerra de guerrillas caló muy hondo en la mayoría de los países. Hasta el punto de considerarse el medio definitivo de lucha de las naciones pobres contra las ricas, cosa de la que se han apartado después movimientos como el de los Sin tierra latinoamericanos.

Helicópteros como el Black Hawk con sus dos pares de aspas y blindaje, o la implantación definitiva de los chalecos antibalas y antifragmentos se deben en parte a las experiencias obtenidas en Vietnam. Del mismo modo, muy pocos gobiernos apoyados por Estados Unidos perdieron una guerra de guerrillas
Una nefasta consecuencia de aquella guerra fue la falta de atención prestada por Occidente al genocidio camboyano por ser un pueblo subdesarrollado que había logrado derrotar también a un aliado de Estados Unidos; por lo tanto, en la mentalidad izquierdista/revolucionaria, no podía ser malo o si lo fuera las informaciones aportadas por organizaciones como Amnistía Internacional se calificaban de falsas o manipuladas por los servicios de inteligencia estadounidenses.

Se puede decir que el Ejército de Estados Unidos aprendió muchísimo de lo vivido en Vietnam. Aunque los políticos de aquel país tuvieron cuidado después en no hacer combatir a sus asesores al lado de las fuerzas locales en regiones como Centroamérica, la experiencia obtenida en el sudeste asiático sirvió para formar a las fuerzas de países como El Salvador, Guatemala, Honduras, etc y ser una de las causas para lograr detener los movimientos guerrilleros de ideología comunista en Centroamérica que preocupaban a Estados Unidos décadas posteriores. En esa región sólo Nicaragua venció en su revolución.

Dentro del continente africano sólo en Etiopía venció una revolución marxista en 1977. La famosa e ineficaz línea McNamara fue puesta en práctica nuevamente en Sahara Occidental para frenar los ataques del Frente Polisario que a punto estuvieron de derrotar por completo a Marruecos. Estos muros de separación entre el llamado Sahara Útil y el resto del desierto emplean la misma tecnología de sensores de movimiento, detectores de personal y baterías tras las barreras físicas que la utilizada en la Zona Desmilitarizada; pero la experiencia obtenida permitió mejorar acertadamente la táctica empleada en la selva y supusieron una de las razones para que Marruecos lograra contener al Polisario.

En Europa ni ELA en Grecia ni el Dev Sol en Turquía lograron imponerse.

Por último, en Asia y Oceanía ningún movimiento marxista alcanzó el éxito de los vietnamitas.

Tras el descalabro de Vietnam las distintas administraciones estadounidenses trataron de evitar la participación directa en cualquier conflicto, especialmente en América. Así mismo, cuando estas se llevaron a cabo los distintos gobiernos reaccionaron con cierta rapidez; la Administración Clinton retiró a tiempo a las fuerzas enviadas a Somalia para evitar que aquella intervención se sintiera como una nueva derrota. En la década anterior, el presidente Ronald Reagan retiró del Líbano a sus fuerzas tras el atentado suicida en Beirut.

La utilización masiva del helicóptero en una guerra asimétrica se demostró correcta, pese a la derrota final. Tanto es así que en los conflictos posteriores de los años 80 y especialmente en siglo XXI se han empleado masivamente. En las Invasiones de Irak y Afganistán se ha demostrado como el mejor método para combatir a un enemigo disperso y extremadamente móvil en la llamada Guerra contra el Terrorismo. Así la mayoría de los ejércitos de principios del siglo XXI tendieron a reforzar y diversificar sus flotas de helicópteros frente a los llamativos, pero menos eficaces cazas y bombarderos.
Influencia en el cine

Aunque inicialmente la guerra de Vietnam no llamó excesivamente la atención de la industria cinematográfica, en los años ochenta la producción de películas sobre el tema floreció con títulos muy destacados como Apocalypse Now o Platoon. Esta atención de Hollywood contrasta con el escaso interés mostrado por el cine francés hacia su derrota una generación antes.

Al contrario que los análisis históricos e incluso la propia sociedad estadounidense, el cine sí supo asimilar la derrota estadounidense, en opinión de Marc Leppson. De esta manera se pasó de la patriótica y poco creíble Boinas verdes, donde se muestra a unos entregados miembros de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos en su lucha contra los malvados comunistas, soslayando las terribles torturas que el libro original relataba, a una más crítica Apocalypse Now, que prefirió alcanzar presupuestos astronómicos antes que rendirse a la censura del Pentágono a cambio de sus helicópteros. Por su parte, Oliver Stone realizó entre 1986 y 1993 tres obras sobre estos sucesos: Platoon, Nacido el 4 de julio y Cielo y Tierra. Platoon recibió cuatro premios Oscar y dejó algo descolocados a los veteranos estadounidenses porque no los retrataba ni como héroes (aparece el fragging, las violaciones a niñas, los asesinatos, el incendio de aldeas), pero también los muestra en situaciones muy duras que se ven obligados aceptar por su condición de pobres, además de que no son todos iguales y también hay héroes como el sargento Elias Grodin, interpretado por Willem Dafoe. Nacido el 4 de julio sólo obtuvo dos premios "Oscar", uno al mejor director, pero arrasó en los Globos de Oro. En Cielo y Tierra, basada en los libros de Le Ly Hayslip, intentó acercarse a la visión vietnamita del conflicto enfatizando las penurias sufridas por una joven vietnamita a la que, a su vez, convertía en narradora del film en una versión que busca el punto de vista neutral, narrando los horrores y atrocidades cometidos por ambos bandos.

Otro clásico sobre el tema es Full Metal Jacket (conocida en España como La chaqueta metálica y en Latinoamérica como Cara de guerra o Nacido para matar) de Stanley Kubrick. También se produjo La Colina de la Hamburguesa de John Irvin.

Ciertamente los distintos estudios han creado cintas de todo tipo. De esta forma quizá la visión cinematográfica más ficticia de este conflicto sea la dada por Rambo; un héroe que, en palabras de Marc Leppson, se parece tanto a un veterano de Vietnam como Superman a un policía por su gran irrealidad. No obstante otros títulos ofrecen análisis más próximos a la realidad como el mostrado por Francis Ford Coppola en Jardines de Piedra, donde los maduros veteranos le dicen al impulsivo muchacho que aquella guerra no la pueden ganar y él les responde que olvidan su potencia de fuego y su alta tecnología contra los arcos y flechas de los vietnamitas, una clara metáfora de una de las causas de la derrota, el pensar que se puede vencer a un pueblo subdesarrollado sólo a base de bombas.

Una ausencia en muchos de estos largometrajes es la postura vietnamita, con pocas excepciones como Vietnam Vietnam mostrando la participación australiana y las acciones vietnamitas en los poblados. Hay que esperar casi al siglo XXI para ver We were soldiers ("Cuando éramos soldados" en España, "Fuimos héroes" en Latinoamérica) y adentrarnos un poco más en la vida en los túneles con los soldados del norte.

Información sobre uniformes

Estadounidenses: como ropa de campo o de faena, el soldado que se acababa de alistar en el Ejército de EE. UU. recibía 4 pantalones de algodón de color verde olivo o verde boreal, confeccionados con un bolsillo por cadera y 2 bolsillos traseros con solapas abotonadas.

Recibía 4 camisas de faena de algodón de color verde oliva, con un solo bolsillo colocado en la pechera. Los galones de rango y grado se llevaban en estas camisas de faena. Los uniformes del Ejército estadounidense posiblemente fueran los más sofisticados, aunque en ocasiones eran bastante incómodos, debido a que, en parte, estaban hechos de material sintético. Los EE.UU llegaron a producir casi 30.000.000 de pantalones y camisas, casi el triple que soldados.

A pesar de ser fabricados en cantidades ingentes, los uniformes militares estadounidenses eran de mayor calidad que los artesanales del Viet Cong. Hubo controversia en el debate referente a si la ropa interior debía ser de color de camuflaje también, en caso de que los soldados estadounidenses destinados a primera línea de fuego tuvieran problemas de camuflaje al tener que hacer sus necesidades. La idea se desechó y a los partidarios de que al final no se camuflaran, un hecho curioso les dio la razón: un grupo de soldados estadounidenses habían quedado perdidos en la selva, y, para atraer la atención de algún piloto, colocaron en el verde suelo la ropa interior mostrando las siglas SOS. Al final, consiguieron salvarse gracias a este recurrente método y a sus ágiles mentes.

Bibliografía:

Dahiana A. Rosales H.
CI. 19.359.141
CRF

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